domingo, 21 de noviembre de 2010

Lo peor ya ha pasado, se suele decir.

Es agradable mirar hacia atrás y darte cuenta de que ya has pasado cosas muy duras y aun estás aquí.

Si lo peor está por llegar que venga ya. Tengo prisa por hacer otras cosas.
Si lo peor ya pasó. Ya pasó! perfecto, hagamos otras cosas.

Todo lo demás ya no tiene valor, los momentos extremos hacen palidecer el resto de instantes, pequeños destellos de gloria ensombrecidos por ese momento anterior que siempre será la referencia. Que bonitas y odiosas son las comparaciones. Es un arma de doble filo. Hay veces que lo importante es el filo, pero cuesta mucho mantenerse ahí.

No comparar, no comparar, no comparar, no comparar. Hay una decepción por cada logro, pero solo cuando lo comparas con tu referencia. Elimina la referencia. Es un logro. Que parte era más importante? que fuera mayor que el anterior?
Sencillamente que fuera.

Cada vez que creo que ya lo he visto todo, llega un nuevo momento que es aun más digno de ser EL momento.
Atesoro los momentos. Creo que ya tengo demasiados, últimamente todos son insípidos.
Necesitan sal, o azúcar, o algo.
Y yo necesito algo genuino y nuevo, no una versión de lo que ya conozco.
Estoy impaciente por que lleguen y por vivirlos y por compararlos. O no.
Están ahí fuera...
O no.

Mierda de géminis.

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